Falling down.

Cayendo, las hojas van cayendo, y no, no vuelven atrás.

El mundo se divide en dos clases de personas: las que adoran la vuelta al trabajo, al colegio, a la rutina; y las que odian todo esto. Me considero de las del segundo grupo. Soy de estas personas que aprovechan hasta el ultimo día de calor de verano, de las que en marzo, con los primeros rayos de sol ya están intentando tostarse. Odiamos la lluvia, el frío, el viento, la nieve (aunque a veces el odio se convierte en adoración, sobre todo si suspenden las clases), y todo relacionado con la monotonía y tristeza del mal tiempo. La vuelta a ver a los amigos, compañeros y conocidos no está mal, pero donde se presente un buen helado, una toalla y el mar, que se quiten los cafés, los abrigos y la calefacción. Así que sólo me queda poner en práctica el vejo dicho de "al mal tiempo buena cara", enfundarme en una buena bufanda y sobrellevar el otoño y el invierno lo mejor que se pueda, hasta entonces esperaré ansiosa el verano.